domingo, 25 de abril de 2010

¡Levántate y anda!

Hambre, discordias,
desesperanza, enfermedad,
dolor y desesperación;
Son el pan que se sirve a la mesa cada día.

Dame de tu pan Señor,
se que hay manjares a la mesa del rey;
si soy agradable a tí dejame entrar,
no me rechaces por mi condición.

No merezco nada de tí Señor,
pero te necesito para vivir,
no quiero alimentarme
de lo que no provenga de tí.

Traeme la paz al alma,
haz que mi corazón vuelva a latir,
que vuelva la esperanza
en cada palpitación.

Sopla de tu aliento Señor,
sólo de ti proviene la vida;
se que por el manantial de tu boca
puede mi cuerpo volver a levantarse.

Ayúdame señor, necesito tu paz.
Necesito que tu presencia
vivifíque mis huesos y restaure mis tejidos.
Levántame Señor con tu brazo.

Oh fiel Señor, ten misericordia de mí.
Hazme conocer mi pecado
Ayúdame!

Ten paz hijo, yo estoy aquí.

¿Oh Señor, porqué pasa ésto?

Es necesario que lo vivas.

¿Porqué?

Quiero que vivas la realidad humana
y experimentes en ella la divina.

Pero Padre, yo quiero que estés conmigo.

Yo estoy contigo, no temas.

¡Vivifícame Señor!

Ten paz.

¡Levántame!

¡Fortalécete! Hazlo. Es un ejercicio.

Si Señor... ¡me duele!

Hazlo, es necesario que te duela; pero sigue adelante.

¡Levántate y anda!

Oh Señor, tengo miedo...

No temas.

Si Señor, no temeré.
No estaré postrado.
Viviré, me levantaré con las fuerzas que me das.
Tu voz me vivifíca.

Estaré de pie ante toda circunstancia.

Gracias por estar conmigo.
Te amo mi Señor.

Ten paz.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario