Amado Señor, vengo a tí,
para adorarte Majestuoso Rey,
sublime creador de lo que existe,
En tu corazón fueron concebidas
las leyes naturales
aquellas que nos regirían.
Diseñador de los misterios de la vida
autor de todo lo que la sostiene.
Hacedor de estrellas, movilizador de aguas,
Dueño y Señor de la Palabra,
aquella que transporta tu voluntad a su destino.
Bendito sea tu Nombre, Señor de mi vida,
me debo a tí, pues eres quien sostiene
el propósito por el que existo,
quien me diseñó en lo íntimo de tu morada.
¡Soy prodúcto de los delicados movimientos de tu mano!
Poderoso Rey, Suprema autoridad de los ejercitos,
Cuya diestra hace proezas y portentos,
maravillas inconcebicles manifestadas
en todas las generaciones de los hombres.
¡Te bendigo Oh Jesús
hijo del Dios Altísimo,
heredero del trono de la gracia,
Gloria a tu Nombre!
Amén.
Señor, tu eres nuestro Rey, tu eres la vida, todas nuestras ilusiones y esperanzas están en tus manos. En ti confiamos y esperamos. Tu misericordia es eterna. Rey de Reyes, Señor de Señores. Bendito y Alabado seas por siempre.
ResponderEliminarColocamos hoy en tus manos toda esperanza e ilusión de nuestra familia, acógelas y has que se cumpla tu voluntad.