jueves, 3 de junio de 2010

No temas

Señor quiero hallarte,
dájate hallar, quiero hablarte,
¿Donde estás?

(silencio)

Se que estás aquí Padre,
abre mis oidos y mis ojos
para que te escuchen y te vean.

Yo también quiero hablarte.

¿Señor, estás aquí?

Heme aquí.

Quiero hablarte de mis angustias,
de mis miedos, de mis incertidumbres.

(me doy cuenta que ésto no es importante
estando en su presencia, me miro a mi mismo y
me veo con ropas sucias en medio de
un lugar resplandeciente; siento la necesidad verme diferente
para poder entrar al otro lado del palacio donde está el Rey)

(Hay nuevas vestiduras dispuestas allí que quiero vestir;
en un momento estoy vestido de blanco)

Señor...
Bendito seas por siempre.
Padre, eres fiel y bueno.
Tu tienes misericordia de tus hijos
y traes la paz al corazón.

Ven.

Vengo a tí Padre mio.

(Me acoge en su seno)

Ven, te haré descansar.

(me recuesto allí)

Trae la paz a mi vida Señor,
así como a la de mi familia.

Ten paz.

No tengo nada que decirte Señor,
venía con preocupaciones,
pero sé que en tí puedo descansar.

Hijo, no temas
yo tengo el control de todo.

Lo que ha de ser será conforme a mi voluntad;
tengo pensamientos de bien y de paz para contigo.

Gracias Señor, por tu amor inmerecido.

Te bendigo ¡oh Rey de los ejercitos!

Tengo algo más para tí.

Señor.

Serás como luz en medio de tinieblas,
haré resplandecer el sol sobre tu cabeza
y no te quemará. Yo soy tu luz y salvación.
Ningún arma forjada prosperará contra tí,
bendeciré a quienes te bendigan y
maldeciré a quienes te maldicen.

No temas, estoy contigo;
ten paz en tu corazón.
Hijo querido.

Gracias dulce Señor por tus palabras,
por tu grande amor.

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario